La herramienta está diseñada para trabajar a la velocidad real del mostrador — y gestionar tranquila y ordenadamente desde donde tú quieras.
El mostrador de una tintorería necesita dos cosas claras: rapidez y una gestión organizada. El punto de atención está para atender, cobrar y mover las prendas sin complicaciones — y la gestión no tiene por qué hacerse desde el propio local.
El mostrador produce.
La extranet administra.
El servicio que ofrecemos es un SaaS (Software como Servicio). La información se guarda en la nube y está siempre disponible.
Todos los puestos trabajan sobre los mismos datos en tiempo real, sin limitaciones por número de equipos. Puedes trabajar con un solo ordenador o con varios puestos en paralelo, y todo queda sincronizado de forma natural.
mostrador = velocidad · extranet = calma
Esta división por responsabilidades permite que el mostrador sea directo y rápido, y que la parte administrativa se trate sin interrumpir la atención al cliente.
Es una forma clara de separar el trabajo del día a día del trabajo de gestión.
Imaginemos un mostrador con un ordenador principal. A este equipo se le conecta una impresora de tickets para los resguardos y las facturas simplificadas, el cajón portamonedas que se abre automáticamente al cobrar, un lector de códigos de barras, una impresora de poliamida para la identificación que graparemos a la prenda y una impresora de finalizado para la etiqueta que se coloca al embolsar.
Es un ejemplo muy habitual, y a partir de este punto cada negocio decide cómo quiere trabajar, porque la configuración puede ser tan sencilla o tan completa como se necesite.
El cliente llega con las prendas. Se recepcionan y se registran individualmente, porque cada pieza es única y debe poder rastrearse por sí misma. En ese instante se emite el ticket de resguardo y se imprimen las poliamidas que se colocarán en cada prenda. Es una entrada simple y directa.
Lo más importante: está pensada para que el mostrador vaya fluido aunque haya cola.
Las prendas entran en el circuito de trabajo habitual. Pueden pasar directamente a limpieza, pueden ir a plancha o se pueden enviar a subcontratación. Cada tintorería tiene su forma de organizar el proceso interno, y el sistema acompaña ese ciclo sin interrumpir el ritmo ni forzar pasos.
Cuando las prendas regresan del proceso y están listas para embolsar, se leen de nuevo con el código de barras que llevan desde el principio. En ese momento se imprime la etiqueta de finalizado y el sistema marca esa prenda como lista para entregar.
Es un punto clave: el estado se actualiza de forma natural, sin intervenir manualmente, sin tener que marcar nada en otra pantalla.
En este proceso se notifica a los clientes que sus prendas ya están disponibles, y también se pueden emitir automáticamente las facturas en los casos que se definan previamente. Es un comportamiento parametrizable.
Cuando el cliente vuelve para recoger, se puede entregar buscando el ticket, escaneando el código de barras del resguardo o directamente escaneando las prendas.
Si el cliente es de albaranes, el sistema genera el albarán en el mismo instante; si es cliente de factura, la factura se emite en ese mismo momento.
Todo en un único flujo, sin salir del ritmo de mostrador.
Este proceso es el 90% del trabajo real del día a día de una tintorería. Por eso la aplicación está pensada para acompañar esta secuencia de principio a fin sin añadir pasos innecesarios.
El mostrador trabaja rápido y centrado. La gestión más analítica se hace desde la extranet, donde corresponde, sin interferir en la atención al cliente.
A menudo una empresa quiere ver el programa y probarlo por su cuenta. Es lo habitual. Pero nuestra experiencia demuestra que este planteamiento no es productivo. El motivo es muy simple: la mayoría de usuarios espera encontrar lo que está acostumbrado a hacer, del mismo modo, pero sin las limitaciones actuales. Y esto no se puede conseguir sin comprender primero cómo trabaja cada negocio.
Para nosotros lo normal no es decirle al cliente “aquí tiene el programa, adáptese como pueda”. Lo normal es escuchar cómo trabaja la tintorería, entender sus flujos y parametrizar la plataforma para que el sistema realmente se ajuste a su forma de trabajar.
El cliente también se beneficia de nuestra experiencia. Esto significa que acaba haciendo su trabajo a su manera, pero incorporando mejoras que proponemos y que sabemos que funcionan. Es un equilibrio natural entre sus hábitos y nuestra visión.
En realidad no hablamos de adaptar un software. Hablamos de fusionar formas de trabajar para que el resultado sea cómodo y eficiente.
¿Cómo lo ves?